sábado, 11 de abril de 2009

Cambiar la Vida


El único modo que tenemos de resolver nuestra vida, es hacernos cargo de ella. Hacernos responsables de nuestra vida. Hacernos conscientes de que modo hemos ido creando lo que hoy somos… y quizás, comprender que si nos sentimos descontentos y queremos cambiar nuestra vida solo hace falta eso: ¡cambiarla!

En “Conversaciones con Dios”, de Neale Donald Walsch, se nos dice que:

La función de Dios no es crear, o dejar de crear las circunstancias o condiciones de nuestra vida. Dios nos ha creado a nosotros, a su imagen y semejanza. Nosotros hemos creado el resto, por medio del poder que Dios nos ha dado. Dios creó el proceso de la vida, y la propia vida tal como la conocemos. Pero Dios nos dio el libre albedrío para hacer con la vida lo que queramos…

Quizás en un comienzo o en diversas etapas del camino, necesitamos ayuda para “el cambio”, por ejemplo apoyo profesional de la psicología convencional, transpersonal, integral, holística o terapias alternativas y complementarias diversas. De cualquier manera sin embargo, ya sea mediante una persona o una técnica, esta no debiera significar una dependencia, sino sólo un puntal de apoyo en el camino. Es importante, en mi opinión, hacernos responsables de nosotros mismos, y por lo tanto necesitaremos del aprendizaje de técnicas y métodos que nos permitan pararnos por nosotros mismos.

¿Por dónde empezar?

En primer lugar creo que debiéramos identificar “el problema” y en segundo lugar o más bien simultáneamente, tratar de identificar la fuente que lo transformó en “problema”. Con esto quiero decir que lo que pueda ser un problema para nosotros no es necesariamente un problema para otros. Dicho de otro modo, las situaciones en la vida pueden ser interpretadas de múltiples maneras según quien las interprete. Esto me lleva a la teoría de la relatividad de Einstein, que dice que las medidas de tiempo y espacio dependen del observador, o el principio de Heisenberg que dice que al observar un objeto lo modificamos. Adjunto unas notas extraídas de: http://www.astrocosmo.cl/ para la mejor comprensión del tema de Einstein del cual no tengo ninguna comprensión matemática profunda.

En lo que a nosotros respecta, son estas nociones de física las que contribuyeron a las nuevas miradas en torno a la vida. Muchas veces más que un problema se trata de la actitud con que miramos nuestra condición de vida. Alguien podría decir que no se requiere solo de un cambio de actitud cuando nos quedamos sin trabajo, sufrimos alguna enfermedad terminal, o nos abandona el amor de nuestras vidas… pero la verdad es que si. Reconocer y aceptar nuestra condición de vida, resuelve la mitad del problema, y eso es un cambio de actitud. A propósito de esto mismo hay un cuento chino que trata del asunto de una manera más lúdica.


Cuento Chino – La Suerte

Un antiguo relato chino, cuenta la historia de un anciano campesino que tenía un viejo caballo para trabajar su campo, por lo cual sus vecinos lo consideraban afortunado. Un día, el caballo escapó a las montañas y cuando los vecinos del anciano lo supieron, se acercaron para condolerse con tan grave pérdida, pero el labrador contestó: “Puede ser para bien o puede ser para mal, ¡Sólo Dios lo sabe!”

Una semana después, el caballo regresó de las montañas, trayendo consigo dos yeguas salvajes. Entonces los vecinos volvieron a visitar al campesino para felicitarlo por su buena suerte: “¡Ahora sí que hay motivos para felicitarlo!” pero el anciano contestó de igual manera: “Puede ser para bien, puede ser para mal, ¡Sólo Dios sabe!”

Al día siguiente, el hijo del anciano intentó domar una de las yeguas, pero esta lo arrojó al suelo y el joven se quebró una pierna. Cuando el vecindario lo supo, al encontrarse con el campesino le comentaron: “¡Este accidente, sí que es una verdadera desgracia!”. Sin embargo el viejo padre nuevamente se limitó a decir: “Puede ser para bien o puede ser para mal, ¡Sólo Dios sabe!”

Un par de semanas más tarde, se supo que el emperador había declarado la guerra. Una patrulla de soldados entró en el pueblo reclutando a todos los jóvenes que estaban en condiciones de enrolarse en el ejército. Cuando vieron al hijo del viejo labrador con la pierna rota lo dejaron tranquilo. Las personas del pueblo se acercaron entonces a su viejo y sabio vecino, preguntando:
“¿Habrá sido para bien o para mal?” y como imaginamos, el labrador contestó “¡Sólo Dios sabe!”


Notas sobre la Teoría de la Relatividad de Einstein

Cada persona, cada observador, tiene su manera de medir el espacio y el tiempo, que varía de uno a otro según su velocidad relativa… Las dimensiones de un objeto y la duración de un acontecimiento no son valores fijos, sino que sólo pueden determinarse considerando el movimiento de su marco de referencia con relación al observador.

Espacio y tiempo son dos propiedades mensurables que dependen del observador, son relativas al observador. Lo más sorprendente es que el tiempo sea una propiedad que dependa del observador, cada sistema de referencia tiene su propio reloj… Si un mellizo aborda una nave y se aleja a gran velocidad de la Tierra, para él el tiempo transcurrirá más lentamente que para su hermano. Si su viaje alcanza velocidades cercanas a la de la luz, y se prolonga, por ejemplo veinte años, medidos en un el reloj terrestre, para el mellizo en la nave han transcurrido sólo dos años, y a su regreso se encuentra con que es mucho más joven que su hermano. Pero el fenómeno es real, demostrado no sólo en experimentos de pensamiento como en el que acabamos de describir sino también en observaciones físicas.

Nota: el libro “Conversaciones con Dios”, de Neale Donald Walsch, se puede bajar gratuitamente de la red pinchando en: http://www.formarse.com.ar/libros_gratis/libros_gratis.htm

viernes, 10 de abril de 2009

Despertando el Corazón

El corazón no es sólo un músculo, es el puente que conecta el cielo y la tierra. Es el centro que dirige nuestra vida, es el punto que equilibra nuestros quehaceres mundanos con los divinos... despertar el corazón es una tarea que nos puede llevar la vida entera, porque es en definitiva la función o la meta de nuestras vidas, es un proceso que comienza quien sabe cuando y no puede terminar...

Una vez que el corazón despierta ya no vuelve a dormir... una vez que comenzamos a caminar ya no podemos volver atrás, quiero empezar este blog recordando las palabras de Antonio Machado:

Caminante no hay camino
se hace camino al andar
y al volver la vista atrás
se ve la senda que ya nunca
se volverá a pisar...